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«Los que han llegado hasta la región de los osos grizzly saben que la presencia de incluso un solo oso grizzly en la zona eleva las montañas, hace más profundos los cañones, enfría el viento, ilumina las estrellas, oscurece el bosque y acelera el pulso de todos aquellos que ponen el pie ahí.»
John Murray, El gran oso: Escritos contemporáneos sobre el oso grizzly
Mi vida gira en torno a los osos grises en los 48 estados contiguos de EE.UU. en la primavera, los osos pardos costeros en Alaska en verano, los osos polares en la tundra septentrional a principios de otoño y los osos negros a finales de otoño en los últimos momentos antes de que el invierno los lleve a la hibernación.
De niña, siempre tenía en la mano algún oso de alguna clase. En las manos y en los bolsillos llevaba osos de peluche, figuritas de osos de plástico, osos de Lego y libros sobre osos, y me acompañaban a donde quiera que fuera. Cuando fui creciendo y comencé a explorar mi pasión por el aire libre, los cuentos de osos y la promesa de poderme encontrar con uno en la naturaleza, me motivaron para hacer excursiones más lejanas y más prolongadas, siempre penetrando cada vez más en la naturaleza buscando el animal más salvaje que pudiera imaginar. Gracias a la fotografía de animales en su entorno descubrí mi trabajo soñado como guía de osos. Tras años de fotografiar a los osos, me di cuenta de que podía complementar mi sueldo compartiendo la oportunidad de vivir los osos con otras personas. El trabajo como guía especializado en la observación de osos significa que puedo llevar a los clientes a ver los osos en persona, manteniendo seguros a los seres humanos y a los osos y demostrarles a los seres humanos lo sencillo que es coexistir de forma segura con estos animales imponentes y carismáticos.
Todos los osos que fotografío y forman parte de mi trabajo son realmente salvajes. Esto significa que no hay vallas ni barreras entre los osos y yo. No es algo que recomendaría a menos que se tenga una experiencia amplia trabajando con osos y estudiando su lenguaje corporal y comportamiento. Si no tienes un currículo detallado de experiencia con osos, la mejor forma de fotografiar osos con seguridad en un escenario íntimo es contratar a un guía de osos como yo.
Las ubicaciones en las que hago de guía y fotografío osos son remotas. Extremadamente remotas. Accesibles solo con una pequeña avioneta equipada con flotadores diseñada para aterrizar en aguas abiertas, no son áreas a las que se pueda acceder en coche o incluso a pie. Con frecuencia el viaje en hidroavión es solo la primera parte de la expedición. Después de dejar a los clientes, solemos continuar a través de estrechos canales en kayak o barco. Cuando llegamos a tierra, seguimos caminando por playas rocosas caracterizadas por terrenos irregulares con bosques densos y montañas empinadas que se elevan por encima de la cabeza. Muchas veces pienso que la región de los osos refleja las características de los mismos osos: intimidante, extrema, inspiradora y salvaje.
Las condiciones extremas a las que me enfrento en la región de los osos significa que tengo que ser selectivo acerca del equipo que me llevo. Es esencial empaquetar equipo ligero y resistente. Para mi cámara llevo la OM-1 equipada con el M.Zuiko Digital 150-400mm f/4.5 TC 1.25X 200 IS Pro Lens. Esta combinación potente me permite tomar fotografías en condiciones que varían constantemente y capturar osos desde cualquier distancia a la que puedan decidir ser visibles.
CAPACIDADES DE BAJA LUZ
Los osos tienen una capa gruesa, lo que significa que la luz deslumbrante de las horas del mediodía o los días cálidos con luz solar directa pueda ser agotadora para ellos. Es más probable que los osos estén activos o se les pueda fotografiar cuando la luz es más suave y las temperaturas más frías. Prefieren las primeras horas de la mañana o las últimas horas de la tarde cuando el sol está bajo en el cielo o las condiciones meteorológicas extremas como lluvia intensa, viento y nubes densas. Las capacidades de baja luminosidad de la OM-1 me permiten aumentar la ISO todo lo que lo necesite para hacer la foto, sin importar las condiciones.
RESISTENTE
El sellado hermético de la OM-1 y el 150-400mm f/4.5 Pro significa que no tengo que pararme a pensar si hacer una foto bajo la lluvia torrencial o al borde de un kayak o un bote si estoy en el agua. Dado que los osos suelen estar más activos cuando el tiempo es malo, es esencial contar con un equipo que pueda resistir estas condiciones. Las largas horas que he pasado bajo lluvia torrencial, viento helador o gotas saladas del océano no han afectado en ningún caso el desempeño de mi cámara. Tengo la teoría de que mi cámara puede resistir condiciones que ni siquiera mi cuerpo puede aguantar.
ZOOM POTENTE
Las distancias que hay entre los osos y yo pueden variar considerablemente, en algunos encuentros los osos y yo hemos estado a solo algunos metros de distancia, mientras que en otras ocasiones los osos pueden estar tan alejados que puede resultar un reto descubrirlos a simple vista. El rango de zoom increíblemente variable del M.Zuiko Digital 150-400mm f/4.5 TC 1.25X 200 IS Pro Lens significa que puedo cambiar la longitud focal adecuadamente y garantizar que no me voy a perder nunca la oportunidad de hacer una foto
ESTABILIZACIÓN DE IMAGEN INSUPERABLE
La estabilización de imagen que ofrecen los M.Zuiko Digital 150-400mm f/4.5 TC 1.25X 200 IS Pro Lens combinados con la estabilización del cuerpo de la OM-1 significa que no tengo que llevarme un trípode al terreno. Esto es muy liberador, porque el espacio de las avionetas y las embarcaciones pequeñas está limitado, lo que significa que muchas veces es imposible llevarse un trípode. Esto también me permite mantener estable la cámara mientras hago fotografías desde el agua cuando el kayak o el bote cabecean con la marea.
PESO LIGERO
Necesito una cámara que pueda caber dentro de mi mochila de guía, junto con todo el equipo de seguridad (kit de emergencia médica, dispositivos de comunicación, ropa adicional y equipo de supervivencia) que puedo llevar. La mayoría de teleobjetivos que comercializan otras marcas son enormes y precisan una mochila entera para ellos, pero el cuerpo y el objetivo entran en una mochila de 50 litros, junto con el equipo de guía, y todavía sobra sitio. El hecho de que las cámaras OM System sean compactas, ligeras y portátiles será siempre una de las características más importantes para mí.
Teniendo en cuenta estas características, aquí se puede vislumbrar un día tomando fotos y guiando entre osos pardos costeros en Alaska.
El verano está llegando a su fin. Desde la ventanilla de mi avioneta, veo cómo el color de las hojas muda a dorado en las montañas. Es un día sombrío, pero la lluvia fina y las nubes bajas dan una sensación de naturaleza cambiante que parece adaptarse a una expedición de observaciones de osos. Lentamente, el piloto ladea y gira la avioneta para alejarse de las montañas, mientras se dirige al norte y después al oeste a lo largo de la costa, y las ballenas jorobadas rompen el agua por debajo de nosotros. Las ballenas dejan ver brevemente sus lomos y colas de color gris como el acero antes de volver a sumergirse en las oscuras aguas. Pronto, las ballenas se dirigirán hacia el sur a aguas más cálidas. Al mismo tiempo, los osos se preparan para ir hacia las montañas a sus oseras y la promesa de un largo sueño durante el invierno, y mi temporada de osos llega a su fin.
Lentamente, el piloto comienza a descender. La avioneta aterriza con suavidad en la superficie del mar vítreo y patina hasta pararse a unos metros de la costa de una playa rocosa. El piloto y yo abrimos las puertas y descendemos haciendo de contrapeso en los flotadores de la avioneta. Juntos usamos el remo de una canoa vieja para llevar la avioneta hasta la costa.
Cuando estamos suficientemente cerca de la costa, ayudo a mis cuatro clientes a que desembarquen uno por uno en la playa aislada. Nos colgamos las mochilas sobre los hombros y observamos cómo el piloto se aleja de la costa y vuelve a despegar y se pierde en el cielo gris. Pasarán cinco horas antes de que vuelva. A medida que se apaga el sonido de su avioneta entre las nubes, nos quedamos solos al fin. Solo mis clientes, los osos y yo.
Caminamos lentamente a lo largo de la playa rocosa hacia un arroyo lleno de salmones. La carrera del salmón está en su apogeo y estos peces coloridos son la conexión entre el mundo acuático de los peces y el mundo terrestre de los osos que comen pescado. Al llegar al arroyo, nos sentamos en silencio debajo de un afloramiento de rocas mientras esperamos y observamos a los osos.
No pasa mucho tiempo hasta que una osa y sus dos oseznos caminan tranquilamente desde la playa siguiendo el mismo camino que hemos hecho hace un momento. Seguimos calmados y sentados a medida que se acerca. Olfatea una vez, dos veces, y reconoce con rapidez el olor de seres humanos. No demuestra miedo. Sin frustración. Sin agresión, sin fastidiar. Los seres humanos son predecibles aquí, en esta ubicación remota a la que solo llegan los guías de observación de osos y sus clientes. Los osos han aprendido que no les vamos a hacer daño, que no nos vamos a acercar y no que nos vamos a entrometer. Esta osa ha aprendido a confiar. Confía en que puede pasar cerca y continuar sin que le hagan daño.
A medida que se acerca, cojo mi cámara. Sin hacer ruido y con el disparo secuencial silencioso activado, la fotografío mientras se acerca hacia mí. Sus oseznos se revuelcan jugueteando detrás de ella, sin apenas prestar atención ni a mí ni a mis clientes. Alejo el zoom y a medida que se acercan llenan el marco de 150mm con sus caras. Pronto están demasiado cerca para hacer una buena foto. Coloco con cuidado la cámara en el suelo húmedo junto a mí y respiro en el momento emocionante en el que se van alejando, la osa me mira brevemente antes de salir trotando como si quiera decir: «ya me voy, ya me voy, no tienes que preocuparte».
Tan pronto como han aparecido se han ido. Cruzan el arroyo y desaparecen en el oscuro bosque de abetos en el que cuidará a sus oseznos bajo la seguridad privada de la bóveda de los árboles. Durante las siguientes horas permanecemos sentados en silencio en el mismo lugar. Sin apenas movernos. Esperando pacientemente. La lluvia cae con suavidad salpicando tranquilamente mi cámara. De vez en cuando otros osos vagan hasta el riachuelo o a lo largo de la playa. Algunos se paran para atrapar algún pez, otros escarban para encontrar almejas, y algunos simplemente siguen su camino sin pararse preocupados por la aventura en la que están inmersos en esa tarde lluviosa. Mientras tanto, cojo mi cámara para fotografiar estos momentos y me siento inmensamente agradecido por esta vida salvaje que experimento y la oportunidad increíble que puedo capturar.
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